Parte de Mi Librería CC.
Conectando presente y futuro con una mirada positiva.
Luego de tanto aislamiento, un día, nuestro medio favorito nos anotició que ya podíamos comenzar una “nueva normalidad”.
Así fue entonces que casi sin referencias claras de ese “nuevo concepto”, nos volcamos tímidamente a transitar las calles, barbijo en boca y desinfectante en mano.
Para ser más fiel a la verdad, la palabra “transitar” suena demasiado “suelta de cuerpo”, como se dice por estas tierras.
Aunque siendo aún más honesto, conceptualmente hablando, quizás corresponda más decir que, comenzamos a abandonar nuestras cavernas modernas para volver a tener un poco de contacto con el afuera, ese “más allá”.
“Ese” que hace tiempo atrás era un simple “acá nomas”.
Al salir, los rayos del sol ya se ven distintos, tienen una luz que creíamos habíamos olvidado, pero nos resulta extrañamente agradable.
Y si es por extrañezas, todo esto resulta tan extraño y ajeno, que todavía recordamos con nostalgia ese pasado que nos resulta ya distante.
Es entonces, pues en este contexto que lo que vi cobro real sentido para mí.
Sentido, significado, dirección, rumbo, sinónimos que pueden ilustrar esta idea.
Yo creo que la palabra aplica perfectamente, “sentido” es lo que le falta a todo esto.
Así que más que nunca, en momentos como este es donde uno debe comenzar a conectar con lo que realmente le sirve, lo que suma.
Las plantas, los árboles, el andar inquieto de los pájaros, el azul del cielo, las nubes pasar, detalles hermosos que nos aportan amplitud, trascendencia.
Rescato estas en particular, ya que a pesar de lo natural y lejanas que suenan, aun conviven en nuestro espacio urbano.
Si, en esta jungla de cemento, en este desierto de asfalto, aun todo no está perdido. Aún existen oasis, algunos públicos, otros privados.
Esos pequeños reductos inundados de verdes. Esos que pasan desde los más claros y amarillentos, pasando por los intensos y luminosos, hasta llegar a esos tan oscuros y profundos como las noches sin luna.
Hablo de los canteros. Exacto, como leyó. Los hay modestos y exuberantes, pero al fin y al cabo son canteros. Esos pequeños terruños desbordantes de vida.
Estas imágenes lograron despertar en mí, una paciente, y tranquilizante sonrisa. Esas que salen al soñar despierto, destellos de un futuro próspero.
Aquí mi pequeño aporte.
Espero lo disfruten.
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